Acerca de mí

Un breve pero intenso capítulo de mi historia


Soy mujer, madre, abogada, política, y en definitiva, una activista comprometida con la lucha por la justicia social. Desde joven siempre sentí una gran pasión por trabajar en proyectos que busquen mejorar la vida de las personas de escasos recursos. Después de graduarme en derecho, decidí que quería enfocar mi carrera en el ámbito político y comencé a trabajar en proyectos de desarrollo social. Siempre he estado interesada en temas como la pobreza, la desigualdad y el acceso a la justicia, de hecho actualmente presido una fundación, justo para abordar estos problemas de manera más comprometida y efectiva. Ser abogada y política de convicción altruista significa dedicar mi tiempo y habilidades para potenciar un cambio en mi entorno, y aunque el camino puede ser difícil y desafiante, la satisfacción de ver cómo las personas pueden mejorar su situación y tener un futuro más prometedor, es lo que me motiva a seguir adelante. Para este próposito he ido conquistando un notable espacio en la organización politica a la que pertenezco: Partido Revolucionario Moderno (PRM), donde espero seguir creciendo a fin de continuar la lucha por el bienestar de mis conciudadanos.

He trabajado en diferentes áreas, desde el campo educativo hasta distintos rubros del ámbito comercial, sin embargo, fue en el campo de la educación, asistiendo a mi madre en su pequeño colegio, donde tuve la primera oportunidad de dar apoyo a los que en aquel entonces necesitaban de mi ayuda: los niños de mi barrio, y fue aqui donde germinó mi verdadera pasión: la de ayudar a las personas a alcanzar su máximo potencial.

Soy madre de tres chicos, que junto a mi esposo, contituyen el centro de mi vida. Si bien es cierto que mi vocación de servicio es anterior a ellos, también es cierto que con mi familia se afianzó en mí el deber de activar una militancia en favor de una sociedad más justa, pues no cabe duda de que la conformación de una familia es un viaje de autodescubrimiento que nos desafía a ver el mundo desde una nueva perspectiva. A los que tenemos la aptitud de servicio, el deber familiar no solo nos exige que seamos mejores versiones de nosotros mismos, sino que tambien nos compromete a construir el mundo que queremos heredarles a nuestra descendencia, un mundo más compasivo, inclusivo y equitativo, y en este sentido sé que hay mucho en lo que puedo aportar. Cada acción que emprendo, cada elección que hago, está imbuida de la firme convicción de que el cambio positivo comienza en el hogar y se extiende a la comunidad y más allá.

Enseñar valores a mis hijos e involucrarme en proyectos comunitarios, son acciones destinadas a cultivar una sociedad que se preocupa por el bienestar de todos. En mi desempeño como presidenta de la Fundación Labor de Hormiguitas, mis hijos son testigos de mis esfuerzos, aprenden de mis acciones, por las cuales espero se conviertan en agentes del cambio por sí mismos.

En el contexto de la vastedad social, mis esfuerzos pueden parecer pequeños, pero entiendo que cada gran cambio comienza con pasos humildes.